domingo, 17 de agosto de 2008

Regresamos de Pozuzo

¡Hola juventud!Ha sido una experiencia maravillosa nuestro viaje a Pozuzo, que en realidad es un paraíso en plena selva central. Este pueblo fue obra de colonizadores austriacos, que lo han convertido en un maravilloso lugar para vivir respirando aire puro y cultivando la tierra en lucha, palmo a palmo, con la vegetación. Ha sido emocionante interactuar con los colegas de Oxapampa. Estaban presente maestros y maestras de Villa Rica, Pozuzo, Puerto Bermudez, Izcosasín, Constitución y la misma Ozxapampa. Al final de la Jornada Pedagógica tenían planificado realizar la Convención Provincial del SUTE Oxapampa. El sábado fue un día de trabajo permanente sobre la aplicación de estrategias para mejorar los niveles de la comprensión lectora; así como, modelos de sesión de aprendizaje en la enseñanza de la lectura.Es digno de reconocer la participación activa y entusiasta de nuestros colegas, comprometidos en cualificarse profesionalmente en beneficio de la niñez y juventud de la provincia de Pasco, enclavada en el centro de la amazonía peruana. Estamos seguros que persistiremos en realizar comunicación profesional a través de nuestra nave de la lectura, que cobija a nuestro dilecto amigo Jean Carlos, que está sufriendo de amor por la lectura. ¡Vamos bien!

A nuestro regreso, hemos recibido un artículo interesante dedicado a nuestro dilecto poeta César Calvo, escrito por el maestro Danilo Sánchez Lihón, que a continuación publicamos el primer párrafo, para tener siempre presente a los soldados de la pluma y la palabra.

El poeta César Calvo murió el 18 de agosto del año 2000, cuando tenía 60 años, pero fue como si muriera un adolescente o un poeta siempre joven; y esto indudablemente porque su espíritu era esencialmente de júbilo, exaltación y de brazos abiertos.

De mirada fija y fulgurante, agudo y audaz en el hablar; como oí decir alguna vez a Leoncio Bueno era “un genio oral”, quien siempre estaba en estado de gracia y creando decires ingeniosos en el instante.

Para él la vida era fuego, estallido y libertad. Escribió alguna vez:

“Duermo donde me sorprende la noche y el deseo... no puedo dormir muchas veces bajo el mismo techo, ni en la misma ciudad ni con el mismo cuerpo...”.

Era dueño de un poder de seducción irresistible para con las mujeres a quienes volvía literalmente sus esclavas.

Se trataba de un amante mítico, con carisma irresistible, con instinto y aureola de ángel y demonio.

PARA EL DELEITE:

HOY ME HE PUESTO A ESCRIBIR
PARA DEJAR EN BLANCO MI TRISTEZA.

Mejor sería caminar por Lima
mientras dura la noche, mientras dura
todavía la noche que se aleja.

Pero en las calles se dirá lo mismo
estos pasos calzados con mi ausencia...

César Calvo, poeta de la Generación del 60.

El Soldado de la lectura.