miércoles, 17 de septiembre de 2008

Textos para reflexionar

¡Hola juventud! Queremos tratar hechos que suceden en nuestro país, como la marginación y exclusión social a partir de textos de grandes personalidades.
Creemos que así estaremos contribuyendo a la toma de conciencia en la búsqueda de un mundo mejor para todos, sin marginar y excluir a nadie. Para eso debemos practicar el valor de la solidaridad y la justicia. ¡Reflexionemos!

TEXTO 1: HISTORIA DE CORREGIDORES*
AUTOR: FELIPE HUAMÁN POMA

PRIMERA HISTORIA DE COREGIDORES1: Historia de los corregidores de este reino y de toda su vida.

Y cómo bien absolutamente con poco temor de la justicia y de Dios en todo el reino, y sacan treinta mil pesos del corregimiento y salen ricos, haciendo daño a los indios pobres y a los principales, menospreciando y quitándole sus oficios y cargos en este reino.

1 Las quejas contra los corregidores eran un reclamo repetido durante las rebeliones de Túpac Amaru y de los hermanos Katari a fines del siglo XVIII. Existe una continuidad notable entre eso y lo que pretendió Huamán Poma casi doscientos años antes.

*En: NUEVA CRÓNICA Y BUEN GOBIERNO.


TEXTO 2: ¿ÚLTIMO DIARIO?*
AUTOR: JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

“Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú Quizá
conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú y lo que él
representa: se cierra el de la calandria consoladora, del azote, del arrieraje,
del odio impotente, de los fúnebres “alzamientos” del temor de Dios y del
predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y
de la fuerza liberadora invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de
fuego, el del dios liberador....Aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y el fin”.

*En: EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO.


TEXTO 3: CALIXTO GARMENDIA*
AUTOR: CIRO ALEGRÍA

Yo nací arriba, en un pueblito de los Andes. Mi padre era carpintero y me mandó a la escuela. Hasta segundo año de primaria era todo lo que había. Y eso que tuve suerte de nacer en el pueblo, porque los niños del campo se quedaban sin escuela. Fuera de su carpintería, mi padre tenía un terrenito al lado del pueblo, pasando la quebrada, y lo cultivaba con la ayuda de algunos indios a los que pagaba en plata o con obritas de carpintería: que el cabo de una lampa o de hacha, que una mesita, en fin. Desde un extremo del corredor de mi casa, veíamos amarillear el trigo, verdear el maíz, azulear las habas en nuestra pequeña tierra. Daba gusto. Con la comida y la carpintería, teníamos bastante, considerando nuestra pobreza. A causa de tener algo y también por su carácter, mi padre no agachaba la cabeza ante nadie. Su banco de carpintero estaba en el corredor de la casa, dando a la calle. Pasaba el alcalde. "Buenos días, señor", decía mi padre, y se acabó. Pasaba el subprefecto. "Buenos días, señor", y asunto concluido. Pasaba el alférez de gendarmes. "Buenos días, alférez", y nada más. Pasaba el juez y lo mismo. Así era mi padre con los mandones. Ellos hubieran querido que les tuviera miedo o les pidiese o les debiera algo. Se acostumbran a todo eso los que mandan. Mi padre les disgustaba.

*En: DUELO DE CABALLEROS.