viernes, 23 de diciembre de 2011

REFLEXIONEMOS EN NAVIDAD


¡Hola juventud! Se acerca la noche buena y lo que más preocupa es la compra de regalos, juegos pirotécnicos y los igredientes para el menú de la cena navideña. Todo lo demás es cuento. Lo fundamental es el consumismo, sin importar que muchos niños, a quienes ha ilusionado el sistema, no tendrán la dicha mercantilista del regalo, menos el famoso pavo de San Hernando.

Por ello, es necesario aplicar lo aprendido; es decir, leer tras las líneas todo acto o suceso humano. Nada es casual en la vida, todo tiene su razón de ser. Son los intereses los que mueven el mundo y el quehacer de los seres humanos. Todos defienden sus intereses, muchos no tienen que defender nada, porque no tienen nada, salvo su fuerza de trabajo; por ello se someten a la más vil explotación.

Aprovechemos estas festividades para reflexionar sobre las acciones humanas en las fiestas navideñas y el año venidero; así como, en el duro trajinar de la vida; acompañados de los versos del canta-autor cubano Silvio Rodríguez.

CANCIÓN DE NAVIDAD

Silvio Rodríguez

El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación;
y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.

La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.

Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego,
que no tienes ninguna.

Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.

Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud;
pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.

Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó:
al que su cotidiana lucha
me da razones para amarle:
a aquel que nadie le cantó.

Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego,
que no tienes ninguna.

Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.