jueves, 28 de abril de 2011

EDUARDO ZAVALETA NOS DEJÓ EN ABRIL

Hoy recordamos que el poeta, dramaturgo y crítico literario inglés T. S. Eliot escribió:

“Abril es el mes más cruel, hace brotar / lilas del interior de la tierra muerta, mezcla / la memoria y el deseo, estremece / las raíces marchita con lluvia de primavera”.

Cuánta razón tuvo Eliot, porque abril en nuestra literatura es el mes de la vida y de la muerte. Es el mes del nacimiento de Abraham Valdelomar y María Nieves y Bustamante; así como es el mes del tormentoso viaje hacia la gloria eterna del Amauta y nuestro César Vallejo; entre otros notables escritores de nuestros lares; tal como hace poco recordábamos en un artículo intitulado: “No me esperen en abril” (Blog Perú del orbe: 15/04/2011).

Rememorábamos, también, que el poeta José Watanabe (25/04/2007), autor de “La piedra alada”, fue el último aeda que voló al edén de la inmortalidad en el mes fatídico para las letras peruanas; pero los heraldos negros -que nos manda la muerte- nos anuncian que Eduardo Zavaleta, excepcional creador y narrador de la Generación del 50, acaba de partir al Monte del Parnaso hoy 27 de abril de 2011. Luctuoso suceso que enluta a la Decana de América y a la literatura nacional; porque fue un excelente maestro en la UNMSM y un incansable y generoso promotor de la cultura andina participando en diferentes eventos nacionales e internacionales.

Así como Julio Ramón Ribeyro y otros escritores de su generación, Eduardo Zavaleta fue el genio del relato breve, conciso, mágico y fantasioso; sin dejar de lado la realidad rural en que había vivido su niñez y adolescencia; fluctuante fuente de inspiración para sus ficciones y numerosos cuentos que nos ha legado en obras como El cínico (1948), La batalla y otros cuentos (1954), El Cristo Villenas (1956), Unas manos violentas (1958), Vestido de luto (1961) -obra reconocida con el Premio de Fomento a la Cultura "Ricardo Palma"-, Muchas caras del amor (1966), Niebla cerrada (1970), Un día en muchas partes del mundo (1979) y El padre del tigre (1993), relato que trata de las consecuencias de la guerra interna que asoló al país en las últimas décadas del Siglo XX.

También, se atrevió a crear relatos extensos, debutando con Los Ingar (1955), obra que fue galardonada con el Premio de Fomento a la Cultura "Ricardo Palma", en su modalidad de novela. Así como, Los aprendices (1974), Retratos turbios (1982) y Un joven, una sombra (1992), esta última reconocida con el Premio de Novela de la Municipalidad de Lima. Obras que reflejan la constante preocupación del autor ancashino por utilizar nuevas técnicas narrativas, para tratar temas de la sociedad peruana en tiempos de modernización.

Además, nuestro ilustre narrador fue un gran estudioso de la obra de dos escritores que innovaron la narrativa universal –introdujeron el monólogo interior, incluyeron varios narradores o puntos de vista y los saltos en el tiempo dentro de la narración-; y generaron influencia en los escritores del llamado boom latinoamericano. Zavaleta obtuvo el doctorado con un estudio sobre la narrativa del norteamericano William Faulkner, autor de “El ruido y la furia” (1929), y del irlandés James Joyce y su excepcional novela “Ulises” (1922).

Recordamos que hace poco, estuvimos en la I.E. Jorge Basadre de Huaraz, interactuando con los maestros y maestras de las II.EE. Basadre –el anfitrión-, La Soledad y Atusparia, donde trabajamos una clase de lectura en base al texto “Cuervo blanco”, magistral cuento del narrador caracino, donde trata el tema de los agentes de las funerarias que rondan el Hospital del Niño, ofreciendo sus servicios mortuorios, sin importar el inmenso dolor de los padres ante la irreparable pérdida de sus retoños. Si Vallejo los llamó heraldos negros; Zavaleta lo bautizó en singular: cuervo blanco, debido al color de los catafalcos para los niños. Cuento muy conocido y comentado por los maestros huaracinos en el mundo de la lectura.

Concluimos señalando que el presente es un recuerdo y reconocimiento a un maestro que nos enseñó a ser innovadores y creadores, profundamente humanos y comprometidos con la cultura y búsqueda de una sociedad inclusiva, que considere a todos; en contraposición al modelo neoliberal injusto, inhumano y excluyente. Insistimos: Luchemos por una patria para todos. Derrotemos a la derecha sectaria, falaz y mercantilista. ¡Hasta pronto!