¡Y no podrán matarlo! es un trabajo referente a la vigencia del libro, que presentamos al concurso convocado por PROMOLIBRO, y fue publicado por la revista Palabra de Maestro en diciembre de 2 006. El artículo consta de cuatro partes: Antecedentes históricos, la revolución del libro, aparición de incendiarios e inquisidores, y ¿Tendrá el libro vida en el futuro?. La entrega va a ser por partes. Esta vez iniciamos recordando cómo se originó el libro.
1. Antecedentes históricos: La historia del libro comienza con la aparición del hombre, porque tenía la necesidad de cominicarse con los demás para enfrentar los peligros y transformar la realidad. El primer libro fue distinto al que conocemos hoy, ya que no se guardaba en estantes ni se exponía en vitrinas, sino que tenía pies y manos, hablaba y contaba. Este primer libro fue el propio ser humano, cuyos conocimientos y creencias guardaba en su memoria y se transmitían de generación en generación, asegurando su vigencia hasta la aparición del libro impreso. El Inca Garcilaso de la Vega escribió sus Comentarios Reales gracias a los recuerdos de las conversaciones que tuvo con los familiares de su madre, que pertenecieron a la nobleza incaica.(continuará).
SABÍAS QUE: En los primeros seis meses de vida del bebé ... lo más importante debe ser la seguridad afectiva, el amor y el cariñoso acompañamiento que los padres puedan dar al bebé durante cada uno de los momentos por los que atraviesa: las horas de sueño, las comidas, los espacios de juego o la hora del baño.
Fuente: Ana Milena Gómez Arango
y Diego Parra Duque
Fuente: Ana Milena Gómez Arango
y Diego Parra Duque
Creatividad para padres
Editorial NORMA
jE... jE.. jE
-Tengo que ir a ver a un psiquiatra.
-¿Pero si tú eres psiquiatra?
-Sí, pero yo cobro mucho.
PARA EL DELEITE:
La rama
Canta en la punta del pino
un pájaro detenido,
trémulo sobre su trino.
Se yergue, flecha en la rama,
se desvanece entre alas
y en música se derrama.
El pájaro es una astilla
que canta y se quema viva
en una nota amarilla.
Alzo los ojos: no hay nada.
Silencio sobre la rama,
sobre la rama quebrada.
OCTAVIO PAZ, mexicano.